jueves, 22 de julio de 2010

¿ DEBATE O CATEQUESIS ?

Carlos Mejía
El c. Ramiro Quispe ha tenido la amabilidad de comentar mi anterior artículo publicado en este portal de mi Partido PCP. En primer lugar agradezco la atención y la disposición a discutir con respeto, como debe ser entre camaradas. Dicho esto, vayamos al grano.

Hasta donde recuerdo de tantas escuelitas políticas y cursos de marxismo que uno recibe en el partido, para establecer una propuesta política se requiere de: primero, hechos y datos; también una teoría que interpreta dichos datos, luego en el análisis se articulan los hechos a la teoría y de allí debería salir una propuesta de acción.

Por lo tanto, para desestimar una argumentación de este tipo no basta decir que esta mal o que no va al fondo del asunto, sino demostrar con otros datos o hechos tal conclusión. Quispe lamentablemente empieza por el final y sin mayor argumentación lógica señala que mis conclusiones son falsas.

Más allá de atingencias menores al nombre "oficial" de nuestras organizaciones partidarias que sinceramente son formales y como este es un debate informal no me parece necesario tanto protocolo oficioso. Lo central es discutir ideas y argumentos no títulos y denominaciones.

Quispe señala que el problema central en el sindicalismo es el econocimismo y el espontaneísmo y que dichos problemas se arrastran desde la muerte del Amauta. Además dice "cuya presencia es evidente" en la actualidad refiriéndose tanto al economicismo como al espontaneismo, pero sin embargo, no muestra un solo ejemplo de lo que afirma. ¿Es este un análisis marxista? ¿Es este un modelo de raciocinio comunista? Lo que hace Quispe es repetir una vieja idea de manual.

Para entendernos, el “economicismo” es como señaló Lenin hace mucho tiempo un rasgo constitutivo del proletariado en determinados momentos de su desarrollo como clase social. Asimismo, el “espontaneísmo” es una práctica que generalmente se registra en periodos de crisis social y cuando la dirección de los partidos políticos es sobrepasada por el radicalismo de las masas, como bien lo explicó Rosa Luxemburgo hace buen tiempo. Pero todo esto son definiciones conceptuales, no son un diagnóstico aplicado a la realidad peruana contemporánea.

Es decir, no se puede entender la situación del sindicalismo peruano recitando los conceptos de un manual, como si se tratara de un texto sagrado. A mi juicio, hay procesos sociales que vienen ocurriendo en la estructura de clases del país que merecen nuestra atención. Asimismo los discursos políticos vigentes en la izquierda lucen desfasados de estos cambios.

Quispe niega mi afirmación que en Patria Roja hay sectores que siguen pensando a los sindicatos como correas de trasmisión del partido. Pero lo hace sin presentar ninguna prueba, aludiendo solamente a indefinidos documentos partidarios. ¿Desde cuándo para un marxista lo que dice un documento es más importante que la praxis real? ¿Quién dijo "un paso del movimiento real vale más que una docena de programas"? ¿No fue Marx? Definitivamente Quispe no fue, pues para él, la realidad se define por lo que dicen los documentos del partido y no al revés.

Es precisamente esa actitud la que debemos cuestionar. El movimiento sindical requiere de una dirección que sepa entender los procesos de cambio que operan en la sociedad peruana. En el PCP hemos, cada uno desde su lugar, contribuido a analizar y reflexionar sobre este tema. La propuesta de reestructuración organizativa por ejemplo fue inicialmente asumida por nosotros los comunistas, pues era lo que requería el movimiento sindical a partir de un análisis concreto de la realidad concreta.

En resumen, si las "coordenadas" que he planteado y en las cuales me reafirmo, no le parecen correctas a Quispe, lo mínimo que debe hacer es señalar porqué razón y cuáles serían los hechos y procesos fácticos que le permiten negarlas y poner el centro en otros aspectos. Si no se procede así, Quispe no estaría debatiendo ideas sino haciendo catequesis. Y como marxista, hace tiempo que no creo en discursos religiosos.

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